Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana existió Ahsoka Tano, cuya historia está empapada de diversidad, rebeldía, valor y decisión.
Con la serie live-action de la padawan del elegido por la fuerza en emisión, decidí ir más allá de la clásica reseña y conectarla con nuestra herencia hispánica (sin romper el canon en el intento).
La nacida del ingenio de Dave Filoni, debutó en la serie animada de “Star Wars: The Clone Wars”, si bien al principio su existencia la consideraba irritable, su desarrollo a lo largo de las 7 temporadas de la serie la volvió entrañable a la altura de Anakin o Luke.
Una de las decisiones más impactantes en su historia fue su salida de la Orden Jedi en la quinta temporada. Este acto de valentía y autoafirmación la llevó por un camino propio, alejándola de las estructuras rígidas de los Jedi y mostrando su independencia.
Ahsoka se convirtió en un símbolo de la lucha contra la opresión y la búsqueda de la verdad, rasgos que comparte con la comunidad hispana, puesto que, aun cuando nuestras circunstancias parecieren dictarnos que nuestra naturaleza es el caos, que albergamos un espíritu servil y que la pobreza es nuestro presente, pasado y futuro, nosotros seguimos hacia adelante.
La comunidad hispana a menudo se ha enfrentado a desafíos y luchas en la eterna búsqueda por la prosperidad para sus familias, tal cual como los compañeros de la “jedi gris” en “Star Wars: Rebels”, somos valientes resilientes y, sobre todo, nunca nos rendimos, por más que tengamos de frente a adversarios de la talla de Darth Vader o el Gran Almirante Thrawn.
No es de sorprender que para el live-action el cast elegido fuese la actriz Rosario Dawson, quien es de ascendencia puertorriqueña, nativo americana/dominicana/taína, cubana y afrodescendiente; su elección no solo resalta la diversidad en el reparto de Star wars, sino que también muestra cómo la comunidad hispana se involucra en la narración de historias y en la creación de íconos culturales.
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