Ascenso e impacto de las obras gráficas, desde 1965 hasta hoy
Esta exhibición del Frist me va directo “al cora”. Aunque no soy chicana, como mexicana e inmigrante puedo relacionarme con parte de la lucha que esta exhibición propone. Lo que comenzó como un término despectivo, ser chicano, hoy es un nombre que da identidad a una comunidad grande que de alguna manera reclama su propio lugar sin tratar de pertenecer ni a México ni a Estados Unidos, usando sus raíces y experiencias para luchar por la igualdad, los derechos civiles, darle voz a comunidades marginadas y hablar de política nacional.
¿Cuántos de nosotros huimos de esas pláticas de política que separan colegas, amigos y hasta familias? Yo me considero una de ellas, al menos hasta que me encuentro en un ambiente seguro y abierto al diálogo. Bueno, pues esta exhibición es todo lo contrario: es subversiva y directa.
No creo que alguien pueda quedar indiferente al ver estos cuadros, que son un escaparate a una realidad que históricamente se ha tratado de callar. Por ejemplo, los derechos de los trabajadores del campo, para quienes el uso de pesticidas es una sentencia de muerte, la migración en tren de la muerte (La Bestia) o por el río, la brutalidad policial, la esclavitud moderna, entre muchos otros, con la eterna pregunta de ¿quiénes son realmente los inmigrantes?
El movimiento chicano está fuertemente ligado a las raíces mexicanas. El Día de Muertos, el maíz, las calaveras, las raíces indígenas o la imagen de Zapata son un fuerte referente en esta exhibición. Y es que la lucha por la aceptación viene en varias formas, cada una personal, cada una dolorosa.
Espero que esta exhibición ayude a provocar conversaciones profundas y necesarias en nuestra comunidad e impulse un cambio en la retórica.
Esta exhibición estará en nuestra ciudad hasta el 29 de septiembre de 2024 y toda la información de las obras está en inglés y español. Visítala y dinos qué fue lo que más te gustó de ella.
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